Me tocas
y creas electricidad,
me recorre(s).
Me avivas,
me calmas,
no emanas;
tú colmas
me emanas,
haces de mi piel un mapa.
Mis caderas te llaman,
en realidad,
todo mi ser.
Sucumbes y vienes
me devoras con la mirada,
consciente,
de que tu no eres
de quedarte con hambre.
Lenguaje exclusivo;
somos tú y yo,
comunicar sin palabras
a ritmo de muelles,
bailar hasta fundirnos.
Perdemos la vergüenza,
deshaciéndonos de miedos.
Me llenas
y me coronas.
Vacío cuando sales;
frío en tu ausencia.
Hacemos del colchón
nuestro lugar
donde coger impulso
y salir a comernos el mundo.
Veo mi reflejo
en la oscuridad…
está en ti.
Lo mejor
de habitar mi piel
es poder sentir
el roce de la tuya.