En un mundo
de enfiladas dagas
que sin reparo
me apuntaban
me hiciste
encontrar el nirvana
contra todo pronóstico;
Plenitud innegable
sentirme dichosa
cuando mi mundo temblaba.
A un paso del abismo
he aprendido
a saborear la gloria
en pequeñas dosis
y eso me llena.
Te has fundido
con mi cuarto creciente
y una luna llena compartida
es el cúlmen
de mi despedida terrenal.
Me tienes hipnotizada;
consciente de que la prosperidad
se forja sin el más mínimo
ápice de fortuna.
Ahora se que
el mundo está de nuestra parte,
que somos los dueños
del pequeño cosmos
que estamos creando;
Objeto a todo meteorito
que nos apunte,
que con su golpe
deja más o menos huella;
Pero somos el surco
de dos vidas
a la que el destino entrelazó
y ahora,
desde el fundamento
de nuestros orígenes
nos toca atenuar
con los efectos.
Quiero que seas mi éxito,
tal vez desde la ignorancia
de todos los obstáculos
pero aventurada
de lograr la cima junto a tí.