No hay palabras perfectas,
la causa está
en la persona motor
en quien lo origina.
No midas
tus sentimientos,
esos no deben
darse con mesura,
pero sí
las palabras
con las que te diriges.
Minimiza lo malo,
aquello que no aporte valor,
vigila lo que digas
cuando el mar
este revuelto.
Si preguntas
que sea porque
quieres obtener respuesta.
Nos des por hecho.
Se consecuente;
desde el interrogante
hasta la última
palabra con la que respondes.
Intensifica lo bueno,
prolonga tu abrazos,
grita que le quieres,
halágale.
Déjate conocer,
no juzgues antes de tiempo
y confía,
que este mundo
guarda también
hueco para ti.
Perdónate,
tú también lo mereces
y aprecia cada piedra
sobre la que caíste.
Vive sin moderación,
incluso a ciegas;
no declares nunca la guerra
pero si llega dalo todo.
Vive con cada poro de tu piel.