Decepciones

Decepciones
que te arrancan la piel
aún cuando creías
que sólo quedaba hueso
hacemos de lo simple
un cuaderno de bitácora.

El odio
es una semilla
que nunca florece
y, sin embargo,
hay quien se empeña
en regarla cada dos por tres.

Hace tiempo decidí
trasplantar
todo lo que cultivaron
sin permiso en mi jardín
y aun así,
hay malezas
de las que cuesta librarse,
que crecen incluso en el barbecho
cubriendo lo ajeno de hiedra;
dejamos caer los pétalos
que despojados de mimos y cuidados
alimentamos desde la raíz con veneno.

Que si la herida pica
no siempre significa
estar cicatrizando;
a veces uno aprende
a vivir a pie del cañón,
detectando balas
antes de que se disparen
pero que tienen punto fijo
en la diana;
hay peligro
pero no hay mejor oráculo
que lo que el instinto advierte;
la piel llega un momento
que no se estira;
no des de más
si no te echa de menos.

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