Labios pasados

Los labios del pasado
me susurran
lo que se fue
y con su huida
dejó una huella
que permuta,
ancla clavada
que encuentra cobijo
en mi ser.

Mismo labios
que encierran
lo que nunca quiso
y debieron sostener,
entre el polvo
de un oasis calcinado,
vaya calor infernal
que aplasta como plomo,
que desgarra sin mesura;
envolviéndome
en un trópico abrasador.

Esa fui
pero ya no soy,
hoy invoco al invierno
para que, gélido,
calme las brasas
que aún hospedan
y, con suerte,
convertirme en la primavera
que siempre sostuve en mi interior.

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