Estimada yo:

Estimada yo:
Te dejaste llevar por buitres
a los que alimentaste;
los que nacían en tu interior
y a los que, visitándote con segundas,
les diste cobijo;
dejaste de ser tú.

Te fuiste
sin moverte del espacio físico,
desamparada en tu hogar
viajando en una travesía eterna
fuiste naufraga de tu propia piel.
Te alejaste hasta perder el rumbo,
obsesionada con tu destino
olvidaste tu origen.

Constante inestabilidad
con tus 365 días en guerra
y tu inquietud en calma
que, inmersa en el océano,
buscabas a toda costa tu faro.

Pero todo sosiego llega,
cuando, manejando el timón
a duras penas
contra ventiscas y temporales
sigues aferrada a tu barco.

Estimada yo:
Te has demostrado
ser mucho más de lo que pensabas.
Marinera osada,
que no te tomen por sirena.

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