Echar el día en el fin de Europa, dar un paso más sin la seguridad de conocer lo venidero. Muy lejos de nuestras manos queda toda certeza; verdades a medias, que viven en la eterna espera de volverse completas.
Alma errante quien no se ciñe a lo escrito, quien desafía al papel con su puño y letra, quien no ciñe la realidad a lo que conoce, sino a todo aquello que se nos escapa.
Seré recuerdo, seré olvido, seré polvo bailando en el limbo. Me dejo mecer por la brisa de Sagres que con perspicacia me alenta a descubrir lo que pasa desadvertido. Hoy me consagro peregrina, renegando a todo lo que me hacía prisionera. Soy nómada; lo que venga después lo decido yo. Hoy soy el apéndice del Cabo de San Vicente.